El Plan Kalergi es un plan
genocida elaborado en 1923 por el político mestizo Richard Nikolaus
Coudenhove-Kalergi junto con sus socios masones, precursores de la Unión
Europea, para destruir a Europa y exterminar a la raza blanca, mediante el
fomento del multiculturalismo y la inmigración masiva de negros, asiáticos,
mestizos latinoamericanos, amerindios y musulmanes con el fin de mezclarlos
racialmente, produciendo así, según sus propias expectativas, una raza mestiza
pasiva, amansada, predecible y manipulable, de carácter e inteligencia inferior
sobre la cual pudiera gobernar eternamente la élite aristocrática judía, pues
dicha mente inferior les impediría organizarse para rebelarse, e incluso darse
cuenta de que están dominados.
Este plan, expuesto en 28
tesis, está inspirado en el dominio humano sobre los animales de granja, los
cuales, debido a su inferior inteligencia no pueden rebelarse.
La invasión inmigrante, de
acuerdo a los nuevos estándares económicos y la globalización, ya se ha
producido y no existe intención de rechazarla por parte de los gobiernos por
mucha crisis que haya. Y al mismo tiempo se fomenta el mestizaje para lograr el
exterminio de la raza blanca, en todos los países blancos del mundo. No en los
asiáticos, ni africanos, en donde no hay invasión inmigrante, sino solamente en
los países blancos.
La invasión se disfraza de
progreso, caridad, humanismo, fraternidad, justicia social, igualdad, etc. Pero
se trata de un plan criminal y despiadado para destruir a los europeos.
En sus primeros manifiestos
escritos entre 1923 y 1925, el Plan Kalergi exigía que los judíos tomasen el
poder, primero en Europa y después en todo el mundo. El plan se basa en un
racismo judío utópico y se refiere a una «raza superior» (Herrenrasse) judía. La
expresión Herrenrasse, utilizada por Adolf Hitler para describir a la raza
aria, fue usada también por Coudenhove-Kalergi para corroborar la
reivindicación de la soberanía judía en Europa y en el mundo. También el
término «raza noble judía» es utilizado constantemente. Con motivo de la
creación de este imperio judío, el plan Kalergi proclama la abolición del
derecho de autodeterminación de los pueblos y, posteriormente, la eliminación
de las naciones por medio de migraciones alógenas en masa, o bien su
despedazamiento interno a través de movimientos separatistas
"étnicos" como el separatismo catalán o vasco. Para que Europa sea
dominable por los judíos, pretende transformar a los pueblos racialmente
homogéneos en conjuntos mezclados de blancos, negros y asiáticos. A estos
mestizos les atribuye crueldad, infidelidad y otras características que, según
él, deben ser creadas conscientemente porque son indispensables para conseguir
la superioridad de los judíos.
Mucho antes que Hitler,
Kalergi compartía la opinión del alto rendimiento de la raza blanca,
especialmente de la subraza nórdica, pero, al contrario que Hitler, no aspiraba
al fomento, conservación y fortalecimiento de la misma, sino a su destrucción.
Por este motivo, pretendió influir en la "Creación", porque pensaba
acertadamente que al cruzar las razas, se eliminarían talentos y
características admirables de cada una de ellas. A pesar de su valoración
positiva de esta raza, creó el plan de su exterminio únicamente porque decía
necesitar a mestizos fácilmente manipulables para cuando los judíos tomaran el
poder. En la actualidad, encontramos otra palabra en los medios de comunicación
americanos cuando se refieren a la colonización de Afganistán e Irak, otro de
los muchos signos que prueban que la semilla de Kalergi sigue germinando. Se
trata de nationbuilding y significa algo así como la creación artificial de
naciones a manos del hombre. En cuanto a la idea de Kalergi sobre el hombre
cruzado consanguíneamente, encontramos grandes conocimientos sobre la evolución
y la cría de razas que en algunos puntos concuerdan asombrosamente con las
investigaciones de Darwin y las, en ese entonces no redactadas, teorías del
Tercer Reich. También la ciencia moderna, impulsada sobre todo por Israel, que
con el análisis del ADN puede distinguir a los judíos de sus primos, los
árabes, confirma los conocimientos de Kalergi sin que se pueda averiguar la
proveniencia de dicha sabiduría.
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