En los últimos treinta años han surgido una serie de estudios que pretenden revisar y alejarse del ámbito de la egiptología ortodoxa y sus representantes, constituyendo así una escuela diferenciada y “alternativa”. Tenemos de un lado una profesión denominada “egiptología”, cuyos representantes parecen totalmente ciegos a lo que conmociona a tantos de nosotros: dioses y diosas, las pirámides, la esfinge, los templos, el arte soberbio, la magia y los misterios; de otro lado, persistiendo en un impenetrable materialismo, insisten en la visión de un Egipto sin alma y casi sin discernimiento, obsesionado en el culto a los muertos y la superstición, en suma, el mundo de la egiptología políticamente correcta.
En la elaboración y fundamentación de este libro, West se basa en la monumental obra del erudito alsaciano René A. Schwaller de Lubicz (1891-1962), cuya vastedad de estudios no han sido aún aquilatados en su totalidad. Para De Lubicz, los templos de Egipto manifiestan diversas medidas terrestres y cósmicas, además de toda una serie de correspondencias con los ritmos de la naturaleza, los movimientos de los cuerpos celestes y determinados períodos astronómicos. Las coincidencias de dichas relaciones entre estrellas, planetas, metales, colores y sonidos, así como entre diversos tipos de vegetales y animales, y entre las diversas partes del cuerpo humano, le son revelados al iniciado por medio de una ciencia de los números.
La tesis central del trabajo de John Anthony West es que la esfinge de Gizeh precede al Egipto dinástico, entre otras cosas porque al observar la erosión dejada por el agua en el monumento, no se observan en ninguna otra estructura de Egipto, lo anterior confirmado con un equipo de científicos. La evidencia es que la civilización egipcia constituyó una herencia y no una creación derivada de un desarrollo, entroncándonos así con la leyenda de la Atlántida.
En la elaboración y fundamentación de este libro, West se basa en la monumental obra del erudito alsaciano René A. Schwaller de Lubicz (1891-1962), cuya vastedad de estudios no han sido aún aquilatados en su totalidad. Para De Lubicz, los templos de Egipto manifiestan diversas medidas terrestres y cósmicas, además de toda una serie de correspondencias con los ritmos de la naturaleza, los movimientos de los cuerpos celestes y determinados períodos astronómicos. Las coincidencias de dichas relaciones entre estrellas, planetas, metales, colores y sonidos, así como entre diversos tipos de vegetales y animales, y entre las diversas partes del cuerpo humano, le son revelados al iniciado por medio de una ciencia de los números.
La tesis central del trabajo de John Anthony West es que la esfinge de Gizeh precede al Egipto dinástico, entre otras cosas porque al observar la erosión dejada por el agua en el monumento, no se observan en ninguna otra estructura de Egipto, lo anterior confirmado con un equipo de científicos. La evidencia es que la civilización egipcia constituyó una herencia y no una creación derivada de un desarrollo, entroncándonos así con la leyenda de la Atlántida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario