El libro de las mentiras (The Book of Lies) es un tratado esotérico del ocultista inglés Aleister Crowley, publicado en 1912.
El libro de las mentiras consta de 93 capítulos. Cada capítulo es apenas una página, e incluyen poemas, preguntas, rituales, instrucciones y oscuras alusiones a diversos criptogramas y enigmas. El contenido de cada capítulo está determinado por la correspondencia cabalística de su número y ubicación.
Varios capítulos de El libro de las mentiras hacen referencia a Leila Waddell, Laylah, según Crowley, su misteriosa Mujer Escarlata (Scarlet Woman), quien lo acompañó e inspiró durante el proceso de creación del libro.
El libro de las mentiras arranca con estos sugestivos versos de Alfred Tennyson:
¡Rómpete, rómpete, rómpete
A los pies de tus rocas, oh Mar!
Y entonces yo podría pronunciar
Los pensamientos que surgen en mí.
(Break, break, break
At the foot of thy stones, O Sea!
And I would that I could utter
The thoughts that arise in me!)
Pero los misterios de El libro de las mentiras comienzan mucho antes de la primera página. De hecho, arrancan en este enigmático subtítulo:
Las Divagaciones o Falsificaciones de Un Pensamiento del Hermano Perdurabo, cuyo Pensamiento es Falso. Liber CCCXXXIII. libro 333.
(The Wanderings or Falsifications of the One Thought of Frater Perdurabo, which Thought is itself Untrue. Liber CCCXXXIII. Book 333)
El libro de las mentiras consta de 93 capítulos. Cada capítulo es apenas una página, e incluyen poemas, preguntas, rituales, instrucciones y oscuras alusiones a diversos criptogramas y enigmas. El contenido de cada capítulo está determinado por la correspondencia cabalística de su número y ubicación.
Varios capítulos de El libro de las mentiras hacen referencia a Leila Waddell, Laylah, según Crowley, su misteriosa Mujer Escarlata (Scarlet Woman), quien lo acompañó e inspiró durante el proceso de creación del libro.
El libro de las mentiras arranca con estos sugestivos versos de Alfred Tennyson:
¡Rómpete, rómpete, rómpete
A los pies de tus rocas, oh Mar!
Y entonces yo podría pronunciar
Los pensamientos que surgen en mí.
(Break, break, break
At the foot of thy stones, O Sea!
And I would that I could utter
The thoughts that arise in me!)
Pero los misterios de El libro de las mentiras comienzan mucho antes de la primera página. De hecho, arrancan en este enigmático subtítulo:
Las Divagaciones o Falsificaciones de Un Pensamiento del Hermano Perdurabo, cuyo Pensamiento es Falso. Liber CCCXXXIII. libro 333.
(The Wanderings or Falsifications of the One Thought of Frater Perdurabo, which Thought is itself Untrue. Liber CCCXXXIII. Book 333)
El hermano Perdurabo es el seudónimo de Aleister Crowley, aunque el resto del subtítulo permanece bajo una oscura interpretación. En la segunda página del libro Crowley ironiza:
No hay ninguna broma o sutil significado en la impresión del editor.
(There is no joke or subtle meaning in the publisher's imprint)
Algunos afirman que efectivamente se trata de una ironía de Aleister Crowley en alusión a que cada palabra del título, subtítulo y nombre del editor fueron sometidas a una laberíntica exégesis cabalística, que muchos asocian con los Iluminati. Otros, más impresionables, señalan que el enigma es una advertencia sobre los peligros a los que se somete el profano al encarar este libro.
Varios años después, en sus Confesiones (Confessions), Aleister Crowley asegura que El libro de las mentiras fue una especie de acompañamiento narrativo para su iniciación en la Ordo Templi Orientis. Incluso apunta que cada capítulo fue escrito luego de severas resistencias de origen psicológico. Tras su publicación, Crowley fue visitado por la cabeza de la O.T.O., el siniestro Theodor Reuss, quien desde ese momento consideró a Aleister Crowley como un igual, ya que hasta entonces era apenas un iniciado en los misterios menores, pequeños secretos de la francmasonería y otras menudencias.
Pero el propio Aleister Crowley se mantiene escéptico en relación con estas anécdotas, incluso duda sobre la fecha real de publicación de El libro de las mentiras. Todo parece indicar que el espíritu de la obra tiñó tortuosamente las capacidades intelectuales de su autor.
Lo cierto es que la lectura de El libro de las mentiras es una verdadera tortura. Aleister Crowley escribe con la total convicción de que nadie debe desentrañar sus misterios, volcándolos en verdaderas marañas cabalísticas que no siempre están de acuerdo con los conocimientos de la Cábala. Permanentemente alude a un secreto, a algo que no debe decirse. Acto seguido, se dedica a oscurecer cuanta pista pueda haber dejado su inconsciente.
El capítulo 69, por ejemplo: El camino del éxito y la manera de chupar huevos (The Way to Succeed and the Way to Suck Eggs), señalado como el núcleo de la obra, resulta nada menos que una prosaica broma sexual en alusión al sexo oral mutuo. Lo mismo sucede con un rito descrito en el capítulo 44 de El libro de las mentiras, posiblemente el más impresionante, llamado Misa del Fénix (Mass of the Phoenix), el cual se continúa practicando en diferentes círculos ocultistas. En él se dan las instrucciones para confeccionar la Torta de Luz (Cake of Light), especie de hostia infernal compuesta de aceite, miel, sangre y otros fluidos corporales.
Nadie, ni siquiera el mismísimo Aleister Crowley, puede estar seguro sobre la identidad de El libro de las mentiras. Alguien ha señalado que su título lo dice todo, y que un libro dedicado a las mentiras no puede contener verdades. Nosotros discrepamos con esta sentencia, por demás inocente e incompleta. Si El libro de las mentiras es eso, un libro que miente, su título también lo hace, lo cual nos ubica frente a un libro de verdades más bien tenebrosas.
No hay ninguna broma o sutil significado en la impresión del editor.
(There is no joke or subtle meaning in the publisher's imprint)
Algunos afirman que efectivamente se trata de una ironía de Aleister Crowley en alusión a que cada palabra del título, subtítulo y nombre del editor fueron sometidas a una laberíntica exégesis cabalística, que muchos asocian con los Iluminati. Otros, más impresionables, señalan que el enigma es una advertencia sobre los peligros a los que se somete el profano al encarar este libro.
Varios años después, en sus Confesiones (Confessions), Aleister Crowley asegura que El libro de las mentiras fue una especie de acompañamiento narrativo para su iniciación en la Ordo Templi Orientis. Incluso apunta que cada capítulo fue escrito luego de severas resistencias de origen psicológico. Tras su publicación, Crowley fue visitado por la cabeza de la O.T.O., el siniestro Theodor Reuss, quien desde ese momento consideró a Aleister Crowley como un igual, ya que hasta entonces era apenas un iniciado en los misterios menores, pequeños secretos de la francmasonería y otras menudencias.
Pero el propio Aleister Crowley se mantiene escéptico en relación con estas anécdotas, incluso duda sobre la fecha real de publicación de El libro de las mentiras. Todo parece indicar que el espíritu de la obra tiñó tortuosamente las capacidades intelectuales de su autor.
Lo cierto es que la lectura de El libro de las mentiras es una verdadera tortura. Aleister Crowley escribe con la total convicción de que nadie debe desentrañar sus misterios, volcándolos en verdaderas marañas cabalísticas que no siempre están de acuerdo con los conocimientos de la Cábala. Permanentemente alude a un secreto, a algo que no debe decirse. Acto seguido, se dedica a oscurecer cuanta pista pueda haber dejado su inconsciente.
El capítulo 69, por ejemplo: El camino del éxito y la manera de chupar huevos (The Way to Succeed and the Way to Suck Eggs), señalado como el núcleo de la obra, resulta nada menos que una prosaica broma sexual en alusión al sexo oral mutuo. Lo mismo sucede con un rito descrito en el capítulo 44 de El libro de las mentiras, posiblemente el más impresionante, llamado Misa del Fénix (Mass of the Phoenix), el cual se continúa practicando en diferentes círculos ocultistas. En él se dan las instrucciones para confeccionar la Torta de Luz (Cake of Light), especie de hostia infernal compuesta de aceite, miel, sangre y otros fluidos corporales.
Nadie, ni siquiera el mismísimo Aleister Crowley, puede estar seguro sobre la identidad de El libro de las mentiras. Alguien ha señalado que su título lo dice todo, y que un libro dedicado a las mentiras no puede contener verdades. Nosotros discrepamos con esta sentencia, por demás inocente e incompleta. Si El libro de las mentiras es eso, un libro que miente, su título también lo hace, lo cual nos ubica frente a un libro de verdades más bien tenebrosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario