Esta obra es de una
gran originalidad ideológica. Maeztu razona ya en las coordenadas del
pensamiento contrarrevolucionario, y lo que algunos autores han llamado
«teología política». Se adelanta al pensamiento de tres grandes
escritores contemporáneos: Berdiaeff, Spengler y Bello, Maeztu fundamenta su
tesis sobre la crisis del Humanismo en el hecho de que se intente construir una
ética y una moralidad sin Dios.
Al producirse el alzamiento militar en 1936, Maeztu
fue detenido en Madrid y encarcelado. Fue fusilado el 29 de octubre del mismo
año. María de Maeztu dice que cuando iban a matarle pronunció estas palabras: “Yo sé por qué muero. Vosotros no sabéis por
qué me matáis”.
Ante el sacudimiento que
provocó en las mentes de grandes pensadores y filósofos el desmadre y horror de
la “Gran Guerra”, las repuestas sobre el rumbo que debía tomar Occidente, o
bien Europa, para redirigir su camino fueron muchas Entre ellas, una ya algo
olvidada fue la que presento un sencillo periodista español radicado en
Inglaterra de nombre Ramiro de Maeztu. Y este libro, para beneplácito nuestro,
fue incluso escrito antes que otras obras de gran renombre; por citar una, “Der
Untergang des Abendlandes” conocida mejor entre el público hispanohablante como
“La decadencia de Occidente”.
En su obra “Authority, Liberty and Function in the Light of the War” que
fue redactada primero en idioma inglés, para adquirir en español el título de
“La crisis del humanismo”, el pensador de Vitoria, España, hace un análisis de
las dos morales que han llevado al despeñadero a Europa: la moral socialista y
la moral burguesa, ambas funestas para el recorrer vital de este continente.
Después de su etapa nihilista y previo a su pensamiento filo católico sincero
pero cerril, Ramiro de Maeztu despliega en “La crisis” una erudición sin igual.
Propone, después de notar los grados terribles de horror que alcanzó la Primera
Guerra Mundial, un regreso a una visión objetiva de las cosas (no confundir con
el objetivismo de Ayn Rand) debido a que las dos morales antes mencionadas
estaban todo menos fincadas en la realidad y se basaban en ese grosero
antropocentrismo, cuyo principal adalid Protágoras resume en su insensata frase
de que “El hombre es la medida de todas las cosas.”
En esta obra Ramiro de
Maeztu plasma muchos de sus conocimientos sobre las corrientes socialistas que
se desarrollaban en la Gran Bretaña, p.e el fabianismo y el distributismo, que
fuera defendido por personajes como Hilaire Belloc y posteriormente por Gilbert
Keith Chesterton, al igual que sus percepciones sobre los mensajes filosóficos
de personalidades tan excéntricas como Bertrand Russell y otros pensadores
ingleses contemporáneos suyos. Por la claridad de su exposición, por su
apertura a las corrientes de pensamiento de la época y por la crítica radical a
la que somete a la civilización occidental, este libro no dejará insatisfecho a
quien lo lea.
Por Oscar “Carpetini”
Ortega Espinosa
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