Un libro distinto y sorprendente
España no fue aquel malvado imperio que, en
palabras de los populismos de izquierda bolivarianos nos dicen; "no se puede volver a la época del
Virreinato donde se llevaban todo y no dejaban nada", más parecido a lo
que fue la colonización del imperio británico.
En cambio, España fue un estado pluricontinental y descentralizado en donde cabían, regiones, reinos y repúblicas, por lo que fue enormemente envidiado por las potencias mundiales.
En 1810 toda Hispanoamérica era España. Quince años
más tarde, el 95% de los territorios del Imperio se habían independizado, y más
de la mitad de quienes entonces eran españoles dejaron de serlo.
Con la España peninsular invadida por Napoleón,
América vivió una auténtica guerra civil. La población y sus dirigentes se
dividieron en su lealtad a la Corona, y nombres como Simón Bolívar, José San
Martín, Bernardo O`Higgins, Agustín de Iturbide o el cura Hidalgo pasaron a la
Historia e incluso a la leyenda.
Pero ¿está dicho todo sobre el contexto piscológico
y moral de estos hechos? ¿Pudo evitarse el desmembramiento de una unidad
política que había desafiado con éxito el paso de los siglos? ¿Cuáles fueron
las verdaderas causas del descontento americano y de la insurgencia? ¿Había
suficientes razones para "romper" el Imperio?
José Antonio Ullate Fabo se adentra en estas
cuestiones, de extraordinaria complejidad, y las despeja para ese lector que,
desde la Hispanidad ibérica o trasatlántica, aún se pregunta qué impulsó una
separación que sólo convino a nuestros adversarios.
Ésta es la tesis histórica, contra corriente, que
expone José Antonio Ullate en un libro diferente a los demás sobre este
tema: diferente por su escasa disposición a aceptar que, si las independencias
sucedieron, es porque tenían que suceder o era bueno que sucediesen. Más bien
defiende y justifica que los motivos aducidos para la rebelión, tanto por
historiadores antiespañoles como incluso por grandes exaltadores de la
Hispanidad, eran meras excusas. El descontento por el mal gobierno
(justificado, sí, pero no más que siglos antes, sin que entonces pensase nadie
en romper con el Rey), la expansión del suarecismo (inexistente, según el
autor) o la ruptura del vínculo monárquico ante la suspensión del poder efectivo
del monarca por la invasión napoleónica, fueron pretextos para lo que Ullate
considera, sin ambages, como una falta de patriotismo hacia la Patria real,
sustituido por un nacionalismo de nuevo cuño cuya primera tarea tenía que ser
crear las supuestas naciones a las que consagrarse.
La gran tragedia fueron esos Españoles que no pudieron serlo de los que habla el título del libro. En España se ha asumido tanto lo que ocurrió, que incluso honran a los próceres de las independencias con estatuas, calles y simposios, mientras se deja en el olvido a quienes, entre 1810 y 1825, dieron la vida por mantener la unidad trasatlántica, cuyos nombres han quedado sepultados en el olvido.
La perspectiva de este libro es sugerente y
polémica, y abre un debate. Ullate es un aguafiestas, en el mejor
sentido de la palabra: no hay nada que celebrar en ninguna independencia. Y
leyendo su libro, quedamos plenamente convencidos, salvo que reinterpretemos la
conmemoración como momento adecuado para estudiar y no repetir aquellos
lamentables errores.
La conclusión del autor es que no sólo las
independencias de América no tuvieron legitimidad ninguna, sino que la
vergonzante reacción posterior de los españoles que dejaron de serlo en América
y los que siguieron denominándose así en la península, se convirtió en una
especie de pecado original que sigue lastrando la comprensión de nuestra
identidad y de nuestra historia. Se trata, por lo tanto, de conocer la
verdadera historia de la independencia, pero sobre todo de comprendernos mejor
como españoles. Se trata de una provocación intelectual.
Debeis de saber que se trata de un
libro descatalogado, la editorial ya no va a sacar más ediciones, y sólo quedan
las existencias en stock de algunos almacenes, de modo que es una obra tan
valiosa como escasa. Edición digital mejorada con menor peso.
Lo he leído, habiendo sido un regalo del autor a mi hijo. Libro excepcional.
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