"Oro en el Crisol" es la visión de una
ardiente nacionalsocialista de la Alemania ocupada tras ser derrotada en la
Segunda Guerra Mundial, basada en largos viajes y entrevistas realizados
durante los años 1948 y 1949 en una Alemania en pleno proceso de
desnazificación.
La autora describe con crudeza la brutalidad e
hipocresía aliada sobre un pueblo derrotado: millones de civiles alemanes
muertos bajo los incesantes e innecesarios bombardeos aliados; millones muertos
incluso después de terminada la guerra, siendo desterrados de sus hogares y
trasladados a nuevos destinos; más de un millón de prisioneros de guerra
muertos de hambre o por asesinato abierto y descarado en los campos de
concentración aliados; miles de desaparecidos en los campos de labor esclavo en
territorio soviético.
Savitri Devi describe las técnicas de
desnazificación que le tocó presenciar o escuchó relatar. También narra el
saqueo sistemático de Alemania: la tala de los antiguos bosques, el
desmantelamiento de las fábricas, el robo de los recursos naturales.
Pero a pesar de la catástrofe, Savitri Devi no lo cree el fin del nacionalsocialismo, sino como una purificación, una prueba de fuego que separa el oro de sus impurezas, el preludio de un nuevo comienzo. Así, es que también deja espacio a la presentación de la filosofía y el programa político del nacionalsocialismo.
Ella no cree que lo acontecido haya sido un mero
hecho político o histórico sino la actualización de una religión eterna. Para
Savitri:
"Dioses, es decir, Superhombres inspirados de
lo divino - no nacen cada día, cada siglo. Y cuando efectivamente vienen y
viven y obran de manera maravillosa, no los reconoce todo el mundo. La nación
así bendecida lo conserva en su espíritu, siguiéndole hasta el amargo final,
tanto en la victoria como en la desgracia, a estos hombres divinos que en ella
nacieron. Esta nación ambicionará belleza, fuerza y alegría, y al final
triunfará sobre los poderes de la muerte, mientras el resto del ingrato mundo
desordenado permanecerá tendido a sus pies.
Hace treinta años se podía pensar que los días de
los Dioses habían pasado para siempre; que la promesa que había sido dada al
mundo en el libro de los libros -el Bhagavad-Gita- nunca más se cumpliría; esa
humanidad se volvió, día tras día, degenerada, despreciable, necia, más
enfermiza y más fea; se había vuelto un ser incapaz de servir a la encarnación
del nuevo envío divino a nivel internacional. Pero a pesar de su cercano final
volvió aún a brillar."
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