Esta investigación revisionista fue elaborada
con la intención de derrumbar algunas de las mentiras que han propagado hasta
el exceso, dos obras proshoah de divulgación masiva durante más de 60 años.
Noche y Niebla es un documental realizado en
1955 por el recién fallecido director Alain Resnais, que muestra los "horrores"
del Holocausto mediante una combinación de material cinematográfico de archivo,
un guion crudo y una narración mesurada, que, finalmente, dio al mundo una joya
propagandística aparentemente inobjetable.
Por otro lado, Los hornos de Hitler (1946) es
el título en español que recibe la ya clásica obra literaria escrita por Olga
Lengyel, afamada exinterna del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.
Seguramente cualquier persona que, buscando
conocer a fondo la verdad sobre el Holocausto, consulte distintos medios de
información, se encontrará con cortometrajes y archivos fílmicos extraídos casi
siempre del mítico documental de Resnais, antes mencionado, o bien, leerá el
libro de Olga Lengyel, descubriendo el material fotográfico que la autora
incluyó para potenciar el impacto de su historia. Aspecto relevante de la falta
de originalidad y carencia de rigor histórico e investigativo, pues de esas dos
únicas "fuentes fiables" se han multiplicado los sofismas,
tergiversando la historia, y finalizando con la creación de una fábula
indefendible.
¿Quién no recuerda las tradicionales (pero
siempre impresionantes) imágenes de los cientos de cadáveres esqueléticos que
yacen en los campos de concentración? ¿Quién no recuerda las fosas atestadas de
cuerpos desnudos o a los sobrevivientes que difícilmente caminaban sobre el
barro?
Y, sobre todo, ¿cómo olvidar aquella terrorífica
imagen en la que aparecen más de veinte cabezas rapadas y amontonadas en el
piso?
Probablemente usted leyó en el libro de
Lengyel aquella mítica nota que rezaba: «Los cuerpos pertenecientes a estos
cráneos sirvieron para la fabricación de jabón y artículos de cuero»; y, al ver
la famosa foto, tomó como verdadera tal afirmación.
Ahora bien, si el lector o investigador tuvo
la oportunidad ver el trabajo fílmico de Resnais, también fue testigo de esta
misma escena: Mientras aparecen imágenes de cadáveres almacenados en
contenedores de concreto, cuerpos decapitados y cabezas en un recipiente
cilíndrico, el narrador Michel Bouquet comenta: «Con los cuerpos... no se puede
decir. Con los cuerpos hacían... jabón...».
Hasta ahora, ambas obras presentan una sola
versión de los hechos, que, dicho sea de paso, fue perfeccionada con el paso
del tiempo, añadiendo el conocido mito de un "origen judío" a ese
jabón.
¿Acaso los alemanes decapitaban
a sus víctimas judías para
convertirlas en tan
escandaloso producto? ¿Era la decapitación algo común en los campos de
concentración? Si esto no es cierto, ¿cómo se explica la aparición de cadáveres
sin cabeza en las fotos y el filme?
No se preocupe, a través del presente texto, usted
conocerá las respuestas a estas preguntas. Y cuando logre dimensionar la magnitud del
engaño, deseará saber todavía más.
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