Un
hecho conmocionante se convierte en historia luego en leyenda y la leyenda
transmitida a través de las generaciones se convierte en mito. Por tanto un
mito no es una creencia de carácter imaginario, inventada caprichosamente para
explicar el origen del universo o del hombre. Un mito tiene su origen en un
hecho real, registrado para la posteridad en la memoria colectiva de un
pueblo.” Robert Graves es quizás uno de los más importantes estudiosos de la
mitología universal. Sus obras Mitos Griegos I y II, La Diosa Blanca; El
Bellocino de Oro, Yo Claudio, La Guerra de Troya, La
Hija de Homero, son una muestra de su tremenda erudición.
“Mitos
Hebreos” es un libro muy difícil
de conseguir en librerías inclusive especializadas en temas esotéricos, por la
poca difusión que ha tenido, pese a ser un libro extraordinario editado por el
autor en estrecha colaboración con Rafel Pataí, destacado
talmudista, experto en tradiciones rabínicas e historia judías. Gracias a este
trabajo en equipo se pudo rescatar parte de la mitología hebrea.
Este trabajo es relevante ya que
los mitos hebreos son parte del inconsciente colectivo de occidente. La
importancia de conocer el mito original de la Serpiente y el Edén, de Adán y Eva,
deLillith, de los nephilim o los ángeles caídos, de los
gigantes, de Caín y Abel, de Enoch, de Abraham,
de Noé, del diluvio, de la Torre de Babel, etc., radica
en que la tradición rabínica ha mantenido intactos muchos de ellos, algunos de
los cuales no figuran en el Antiguo Testamento. Y esto es mucho más serio de lo
que nosotros, occidentales podemos imaginar, ya que la paulatina purga de los
mitos originales, sólo puede atribuirse al ocultamiento deliberado
de su origen.
El hombre y la mujer occidentales
están predispuestos a actualizar los tipos psicológicos que inducen los mitos,
ya que un mito encierra un modelo de conducta, que se convierte en instrumento
de control psicosocial. El mérito de esta obra, consiste en
mostrarnos el profundo significado de algunos símbolos que a la postre señalan
las diferencias irreconciliables entre el paganismo y el monoteísmo, es decir,
entre nuestro pasado y nuestro presente; una guerra que cada uno de nosotros
vive con particular dramatismo en lo más profundo del inconsciente, como es el
conflicto arquetípico de Caín y Abel.
*Se adjunta una versión escaneada del original y una versión texto
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