Descripción

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sábado, mayo 16, 2020

Aki Cederberg - Viajes en el Kali Yuga (PDF ESPAÑOL)

Traducción realizada por Círculo de Cuervos Galenos - CICUGA


Divertido, clarificador, lúdico, refrescante, apasionante y emotivo, Journeys in the Kali Yuga: A Pilgrimage from Esoteric India to Pagan Europe entrega mirada occidental a la religiosa y atestada India, tratando sobre los peregrinajes de Aki Cederberg —quien, por cierto, ha escrito varias veces para The Fenris Wolf, la publicación de Carl Abrahamsson— hacia la India y Nepal y sus experiencias con los Naga Babas, “los desnudos”, descendientes de los genes místicos de Dattatreya, a quienes Cederberg describe como “los Hell’s Angels de la espiritualidad india”.

Cederberg, originario de Finlandia, abre el libro (su primer libro traducido al inglés) hablando de símbolos, sobre cómo éstos han estado presentes en sus sueños, dándole un hilo conductor al texto. Símbolos y sueños como manifestaciones de algo grabado desde mucho antes. Diciéndolo metafóricamente —o no tan metafóricamente—, grabado en la sangre.

El primer capítulo, “Pilgrimage”, hace un recuento general de uno de los viaje de Cederberg hacia la India y Nepal (al que se refiere como un “magical mystery tour”, haciendo referencia al álbum de The Beatles—referencias a la cultura popular se leerán a lo largo de todo el libro), describiendo, desde una perspectiva occidental y primermundista, las características culturales y sociales de la India, refiriéndose al caos, el desorden, las ciudades y medios de transporte atestados y las maneras diferentes de ver la vida.

Y también de ver la muerte, como relata un joven nepalí: “la familia no se emociona mucho aquí porque creemos que la destrucción significa creación. Así que no tenemos miedo de morir, tememos más al karma”. Esta referencia a la muerte, que se mantiene durante todo el libro, marca una diferencia con Occidente, donde ciertos reductos espirituales repiten constantemente que la muerte es sólo parte de un ciclo, cuando la realidad es que tememos a la muerte y tenemos un apego enorme a la vida: no sólo disfrutamos la vida, sino que también la apreciamos porque tenemos una relación dialógica con lo que invertimos en ella—la apreciamos e invertimos dinero en ella por esa razón, y la apreciamos por el dinero que hemos invertido en ella. La India, por otro lado, arrastra miles de años de una visión donde vida y muerte se entrecruzan con cotidianidad.

La India descrita por Cederberg es una en un estado constante de caos y violencia: mientras la población vive su religión de manera real y efectiva cada día, la forma en la que la sociedad funciona es a golpes y pesares, una eterna cadena de sufrimientos y moscas y auténticos sacrificios de sangre y estándares por debajo de lo deseable muy alejada de la idealización occidental respecto de lo que es en realidad la India. Quizás la materialización misma de esto sea el río Ganges, fuente de vida y de muerte simultáneamente: perfectamente puro y a la vez exageradamente contaminado.

Recorriendo templos y lugares votivos, Cederberg nota la falta de aleatoriedad y arbitrariedad en lo sagrado, siendo los lugares significativos para el emplazamiento de recintos sagrados, manifestaciones de la naturaleza (y de accidentes en la corteza terrestre, para ser más exactos). La naturaleza es sagrada, y sus accidentes orográficos son manifestaciones de dioses y espíritus.

Como un niño entusiasta, Cederberg hace conexiones entre los cultos y tradiciones bacantes dionisíacos olvidados ya en Occidente, comprendiendo a las diferentes figuras arquetípicas. Rampuri nota su entusiasmo y no lo frena, incluso, lo asiste en esto. Para Rampuri, el Uno se refleja en su naturaleza inmensa, y toma infinitas manifestaciones y formas.

Los peregrinajes en la búsqueda de la experiencia religiosa de Cederberg a través de la orden de los Naga Babas lo llevan repetidas veces a la India, y de vuelta a Europa, siendo un extranjero en la orden. Con humor, sorpresa y emoción, el autor relata la experiencia de un occidental —y, más aún, uno del primer mundo— en un país del tercer mundo donde la tradición politeísta nunca se ha detenido, y de donde los dioses nunca se han ido, y donde la comprensión del mundo y la experiencia vital dista demasiado de la nuestra.

***
En una espiritualidad viviente, signos y símbolos deben ser comprendidos más allá de las formas, más allá de la ejecución vacía de la cáscara cultural. Blóts, pujas, sabbaths pueden ser celebrados sin siquiera acercarse a la comprensión de lo numinoso.

No es necesario ir a la India para el desarrollo de una espiritualidad viviente. En efecto, tampoco es necesario ir a los lugares votivos de la antigua Europa pagana pre-cristiana para hacerlo (sin embargo, si alguien tiene la oportunidad de hacerlo, aunque sea por una mera curiosidad o deseo de estudio, hágalo). La Europa chamánica vio en la naturaleza a lo divino, y en sus distintas manifestaciones comprendió cómo lo elemental toma formas diferentes que no son inmutables ni eternas, sino que están en constante dinamismo—en la danza extática de Shiva Natarash, de Baco, de la furia de Cernunnos, en los cuernos-pararrayos que, clavados en la tierra, apuntan hacia lo alto. De esta manera, lo divino puede ser encontrado en cualquier parte del mundo.


1 comentario:

  1. Desafortunadamente no se puede descargar este libro que lo veo interesante....

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