Giorgio
Locchi desarrolla la tesis de que el Fascismo es un supehumanismo y debe
buscarse sus nutrientes tanto en la estética de Wagner como en la filosofía de
Nietzsche.
Para
Locchi, el fascismo es el último y más conocido intento para acabar con una
moral milenaria que ha producido las distintas utopías que vienen degradando la
humanidad. Plantea a tal movimiento como la única alternativa a lo que denomina
“el sistema”, en tanto emerge como variable distinta al “mercado” o a la
“clase” para expresar la voluntad colectiva que interpreta y expresa en una
cosmovisión fundante.
Según Locchi: “El llamado fenómeno fascista” no es otra cosa que la primera manifestación política de un vasto acontecer espiritual y cultural al que llamaremos “superhumanismo”, cuyas raíces están en la segunda mitad del siglo XIX”.
Lo que justamente la historiografía contemporánea ha olvidado, cuando no tergiversado, es el abrochamiento del movimiento fascista, su doctrina, sus principios, su mística y su estética, con los grandes movimientos culturales y filosóficos del siglo pasado.
Así
es como se propone la tarea de derrumbar dos mil años de moral basados en ese
dogmatismo y abrir el camino para la moral del hombre nuevo.
Encontró en las leyes de la naturaleza la pura voluntad Schopenaueriana e imaginó un hombre nuevo a imagen y semejanza de esa libertad cósmica.
Encontró también en toda la articulación mitológica que encierra la música wagneriana el contacto con la tragedia griega. Este drama musical en su conjunto, era la vía regia para una total revalorización estética y ética en armonía con la metafísica y la voluntad Schopenaueriana.
Probablemente
allí habrá que buscar el fundamento ontológico del Fascismo con su nuevo mensaje
y sus nuevos mitos. El guerrero enfrentado al usurero, el trabajador al
especulador, el vivir peligrosamente la existencia basada en las leyes de la
naturaleza y no desde el racionalismo, la idea orgánica de la representación
funcional en contraposición a la numérica y abstracta, la Nación como unidad de
destino en lo universal, el Estado ético frente al Estado neutro, la
solidaridad como valor fundante frente al egoísmo, la comunidad organizada
frente al mercado juguete de los dstintos monopolios.
Todo
ello terminaría generando un arquetipo, un héroe frente al hombre exitoso de la
modernidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario