Desde muy joven, Ernesto
Guevara de la Serna forjó un temperamento duro, cruel, temerario y acarreó una
extraña propensión al suicidio (tendencia que de alguna manera materializó).
Predicó y practicó el odio como factor de lucha (sin tener muy en claro contra
qué ni contra quién luchaba).
En sus escritos y
alocuciones se advierte un notable desprecio por los negros, los indios, los
bolivianos, los homosexuales ( a quienes confinó en campos de trabajo
forzados), los cubanos, sus propias esposas (se casó dos veces) y hasta por los
guerrilleros de su propia tropa, a quienes no vacilaba en fusilar ante la menor
desavenencia. Combinaba su desprecio por la vida (propia y ajena) con un humor
sarcástico y elegante heredado por su educación aristocrática.
Lector voraz, ajedrecista
intuitivo, provocador contumaz, comunista tardío y fusilador sistemático (los
muertos en su haber se cuentan en centenas) son algunos de los tantísimos
rasgos de este popular y a la vez desconocido personaje.
Por su multifacético rol
contó con varios apodos: "El Chancho" (dada su enemistad con la
higiene personal); "El Carnicero de la Cabaña" (en honor al campo de
exterminio en "La Cabaña" que él comandó); "El Canalla"
(tal como se acostumbra a llamar a los hinchas del club de fútbol "Rosario
Central", al que él adhería); y "Che Guevara" (tal como
mundialmente se lo conoce).
Promocionado como un
inmaculado prócer en la Cuba castrista, el Che contribuyó a instalar en la isla
el más prolongado y brutal totalitarismo de la historia contemporánea de las
Américas, intentando además llevar adelante infructuosos golpes de estado en el
África y Latinoamérica, incluso conspirando contra presidentes democráticos de
la Argentina y de Bolivia.
Muchos de sus acólitos lo
veneran alegando que "el Che murió por un ideal". Argumento efectista
aunque falaz, puesto que lo trascendente en Guevara no es que "haya muerto
por sus ideas" sino que haya fusilado a mansalva por imponerlas. No murió
"en defensa de la paz", ni de "la libertad", sino atentando
contra estos valores. Lo esencial en Guevara no es cómo murió, sino cuánto mató
(y ordenó matar) cuando vivió y con qué objetivos póstumos llevó adelante
tamaña masacre.
Pero ocurre que existe
una curiosa tendencia a juzgar los ídolos de izquierda en función de sus
objetivos (supuestamente nobles) y no por sus resultados (comprobadamente
desastrosos), que en definitiva son lo único importante.
El presente libro es la
biografía que destruye la historieta del Che Guevara "filantrópico y
justiciero" para dar paso al Che Guevara real. Con este documentado trabajo,
ha muerto el "anto laico" y ha nacido el Canalla.
Gracias por este genial aporte.
ResponderEliminarLa devoradora de libros.