Más aquí, en estos libros, hay un extraño sabor de verdad.
Lo siento con especial fuerza ahora, porque por tan largo tiempo me he guardado
dentro de los limites artificiales del “materialismo; me he negado todos los
sueños sobre cosas que pudieran salirse de ellos. He estado viviendo dentro de
un mundo disecado y esterilizado, con un número infinito de tabúes impuestos a
mi pensamiento. Y de repente estos extraños libros echaron abajo las paredes
que me rodeaban, y me hicieron pensar y sonar en cosas sobre las que por mucho
tiempo había temido pensar y sonar. Repentinamente empecé a encontrar un
extraño significado en viejos cuentos de hadas; bosques, ríos, montañas, se
convirtieron en seres animados; una vida misteriosa lleno la noche; con nuevos
intereses y nuevas esperanzas principie a soñar otra vez de lejanos viajes, y
recordé muchas cosas extraordinarias que había oído acerca de antiguos monasterios.
Ideas y sentimientos que habían dejado hacía mucho tiempo de interesarme, de repente
cobraron significado e interés. Un profundo sentido y muchas alegorías sutiles nacieron
de lo que, solo ayer, parecía ingenua fantasía popular o cruda superstición. Y
el milagro más grande, y el misterio mayor, fue que el pensamiento de que la
muerte puede no existir, se hizo posible, y pensé que aquellos que se han ido
puedan no haberse desvanecido del todo, sino que existan en alguna parte y de
alguna manera y que quizá los vea otra vez.
Me he acostumbrado tanto a pensar “científicamente”, que tengo
temor aun de imaginar que pueda haber algo más allá de la cubierta externa de
la vida. Me siento como un hombre sentenciado a muerte, cuyos compañeros han
sido colgados y que se ha resignado al pensamiento de que le espera la misma
suerte, y de repente oye que sus compañeros están vivos, que han escapado y que
también hay esperanzas para él. Pero que tiene miedo de creer esto, porque sería
tan terrible si resultara falso, y nada quedaría sino la prisión y la espera de
la ejecución.
Sí, yo sé que todos estos libros sobre “la vida después de
la muerte en el éter” son muy ingenuos. Pero conducen a alguna parte, hay algo
tras ellos, algo a lo que yo me había acercado antes; pero entonces me
atemorizo, y huí al desnudo y árido desierto del “materialismo”, la “Cuarta
Dimensión”! Esta es la realidad que hace
tiempo yo sentí obscuramente, pero que escapo de mi entonces. Ahora veo mi
camino, veo mi labor, y veo adonde me puede conducir.
La Conferencia de la Haya, los periódicos, todo esta tan
lejos de mí. Porque es que la gente no entiende que sólo son sombras, imágenes
de ellas mismas, y que la vida entera es sólo una sombra, solo una imagen de
otra vida?
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