Orígenes y fundamentos de la mentalidad judia según Ensayo analítico de las narraciones biblicas.
La
Biblia como es sabido, constituye uno de los libros sagrados de los judíos y,
paradójicamente, también de los cristianos que incluyeron en ella, bajo el
nombre de Nuevo Testamento, todo lo relacionado con la vida y el mensaje de
Cristo. Durante casi dos mil años y hasta época reciente, la Iglesia católica
vedó prácticamente a sus miembros el acceso a la Biblia, en razón de que muchos
sucesos en ella descritos podrían ser perjudiciales para la moral y
distorsionar la imagen que de aquella tenía el cristiano.
Si
alguien, no obstante, se adentraba en el estudio de la misma, se justificaban
los crímenes y prevariaciones de los hebreos y sus patriarcas, argumentando que
los pueblos que los rodeaban practicaban bárbaras costumbres y se hallaban
hundidos en el más execrable materialismo, en cambio, los judíos pese a todo,
eran "el pueblo elegido de Dios", se arrepentían siempre de sus
pecados y creían -así se decía - en el Dios único. De resultas de esto, nunca
el cristiano realizó una critica
objetiva de la
Biblia. Tampoco "extrañamente" se ocuparon de ello
sus enemigos. Recién a fines del siglo
pasado y a
comienzos de éste, Chamberlain, Fritsch, etc. y los grandes
maestros de la cuestión judía, realizaron profundas investigaciones que
arrojaron conclusiones definitivas que, por supuesto, fueron silenciadas y
vilmente atacadas por el judaismo internacional y sus asalariados. Sin embargo,
la conducta de los personajes bíblicos no había sido hasta hoy analizada
orgánicamente. Este es precisamente el gran mérito de Julio Chaij, quien munido
solo de la verdad y la lógica más estricta arriba a conclusiones absolutamente
irrefutables, pero que, por cierto, han de escandalizar a muchos espíritus
débiles e incapaces de asumir la verdad total, que se niegan a aceptar otra
explicación de los hechos distinta a la impuesta por los hijos de Yahvé.
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