Descripción

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miércoles, enero 15, 2014

El Necronomicón de Simón.


El Simón Necronomicón, o Necronomicón de Simón, es una rara avis dentro de los libros prohibidos. Su autor, aún hoy, permanece en el anonimato; aunque se lo ha identificado bajo el apodo "Simón".

El libro en sí expone una serie de hechizos, filtros y encantamientos, además de un conglomerado de mitos acadios, mesopotámicos y babilónicos acordes los Mitos de Cthulhu, de H.P. Lovecraft, además de una interesante biografía de Abdul Alhazred, el árabe loco.

El Necronomicón de Simón comenzó a circular en 1977. Las casi ochenta páginas que componen su introducción son las únicas que se atribuye Simón. El resto, asegura, pertenece a un pasado tan remoto que sería prácticamente imposible imaginarlo. Más adelante, se nos menciona que el texto está basado en la edición griega del Necronomicón citado por H.P. Lovecraft, cuya traducción cayó en manos de un monje griego cuyo nombre no ha trascendido.
La introducción del libro intenta vincular a H.P. Lovecraft con el ocultista Aleister Crowley, y a ambos con ciertos resabios míticos de Babilonia. Lo más interesante de este volumen es el capítulo titulado El testimonio del árabe loco (The Testimony of the Mad Arab), escrito en primera persona, en donde se explican numerosos puntos oscuros en la historia del Necronomicón. Por ejemplo, aquí nos enteramos que Abdul Alhazred toma contacto con el Necronomicón tras atestiguar un abominable ritual egipcio a una entidad demoníaca llamada Kutulu, sin dudas, el Cthulhu de H.P. Lovecraft.

El resto del Simon Necronomicón sólo ofrece un interés colorido, acaso banal, en donde se exponen conjuros y plegarias a los "Dioses Antiguos" en prolijo inglés, modesto babilónico y un sumerio tal vez imaginario. Este apéndice conmovió a la opinión pública ya que no se trata de simples oraciones o encantamientos, sino en eficientes descripciones de sacrificios y otras aberraciones necesarias para contactarse que las mismas entidades que abrumaban los sueños de H.P. Lovecraft.

Aquellas primeras ediciones apócrifas de los años 70' hablan sobre una maldición que pesa sobre todo aquel que distribuya el libro, hecho que no evito incontables ediciones pirata. Más aún, en un agregado de 1982 se aclara sobre los peligros físicos y mentales de leer el Necronomicón. Su lectura, consignan sus hacedores, puede llevar a la locura y al suicidio; y ni siquiera los métodos profilácticos impulsados por la Golden Dawn (Orden Hermética del Alba Dorada) logran ser efectivos contra los antiquísimos dioses que habitan en sus páginas.

Pero como suele suceder en este tipo de publicaciones sensacionalistas, lo vulgar se hace presente de un modo ofensivo. La cosmogonía de H.P. Lovecraft evita el clásico enfrentamiento del Bien contra el Mal, es decir, elude cualquier visión maniquea del asunto. El Simon Necronomicón, por el contrario, narra las batallas entre los Dioses Viejos (Elder Gods) y Los Antiguos (Ancient Ones); una quimera de dioses mesopotámicos y criaturas ficcionales que no aporta nada nuevo, y que, por el contrario, embrutece una concepción bellamente tallada por su verdadero creador: H.P. Lovecraft.


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