Descripción

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lunes, septiembre 30, 2024

¡¡Hemos vuelto!!

 

Un cordial y afectuoso salido a todos nuestros lectores que por meses estuvieron preguntando que había ocurrido con nosotros.

Muchas gracias por su confianza y por seguirnos después de tanto tiempo.

Luego de un largo periodo de inactividad debido a motivos personales he decidido retomar el blog, aunque con matices.

Cuando comencé este proyecto, el acceso a libros raros era más complejo e inaccesible para muchas personas, había que desenvolverse muy bien en muchas plataformas y nuevas tecnologías para conseguir algún libro con suerte, pero con la apertura de sitios masificados como Z-library o Archive, donde incluso muchos títulos que originalmente salieron de este humilde blog, ya podían conseguirse allá más fácilmente. Entonces llegué a concluir que simplemente el proyecto había llegado hasta podía llegar…

Cuando cree este sitio, uno de nuestros propósitos principales era ser una biblioteca que conformara un INDEX LIBRORUM PROHIBITORUM digital, que albergara libros nuevos y antiguos que fueran censurados, descatalogados o prohibidos de una u otra manera.

Pero la cacería mundial contra la piratería no solamente llegó a afectarnos a nosotros en un inicio, como tantas veces lo mencioné, ha perjudicado a lugares emblemáticos como los ya mencionados Z-Library sino ahora Archive.org, eliminando y prohibiendo de tajo miles y miles de libros y documentos. Convirtiendo a los llamados derechos de autor en una excusa para poner una inmensa barrera que va contra la información y el conocimiento.

Acontecimientos como la detención de Pavel Durov, fundador de Telegram, y la amenaza de prohibición de dicha plataforma en la Unión Europea, ha impactado especialmente entre quienes se identifican como parte de la «Comunidad Disidente». Dicha plataforma, aunque realmente nunca fue tan segura como muchos creían, era hasta ahora poco un lugar libre para albergar toda clase de artículos y libros, incluso el bot deZ-library.

Pero Telegram ahoraproporcionará las direcciones IP y los números de contacto de los usuarios a las autoridades pertinentes en respuesta a solicitudes legales válidas.

El circulo de la serpiente se va cerrando, la cortina de hierro digital del llamado “mundo libre” ya es lo cada vez más grande y oscura…

Para no hacer más largo este texto, y luego de meditarlo, y debido a acontecimientos mundiales relativos a la guerra y la censura global, he decidido que habrá algunos cambios a partir de ahora. Cambios y traslados que pronto iré anunciando. El mundo está cambiando, Internet está cambiando, la tecnología va evolucionando, el acceso va limitándose y hay que adaptarse.

Pronto iré publicando sucesivas entradas relativas a la idea que tengo en mente: Muchos son los llamados y pocos los escogidos.

domingo, julio 16, 2023

La extraña muerte del marxismo. La izquierda europea en el nuevo milenio - Paul Edward Gottfried

 

En 1945, los partidos comunistas llegaron a alcanzar el treinta por ciento del voto en las naciones europeas, con unos regímenes débiles y unas economías empobrecidas. Así que tras la guerra de 1939 y el “aplastamiento” alemán en el frente del Este, no había motivo para no creer en la lucha de clases y el materialismo dialéctico, en la sociedad sin clases y el paraíso proletario. Pero las predicciones marxistas pronto se agotaron, y con ellas agotaron el éxito comunista. Poco a poco el mundo asistió al fin de las ideologías proclamado a mediados de los cincuenta; el bienestar económico, la progresiva mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora, la pérdida de peso del sector industrial, dejaron a la intelectualidad marxista sin coartada, y a los partidos comunistas sin fieles.

La transformación del marxismo

En los años sesenta, el marxismo se convirtió en moda intelectual a las orillas del Sena; ni Merleau-Ponty ni Althuser ni Sartre parecieron interesados tanto en Marx como en adornar sus propias creaciones con una ideología tan criminal como inútil. Convirtieron los soviets en tertulias de café, las barricadas fueron sustituidas por Les Temps Modernes. Mayo de 1968 no fue sino la bufonada criminal que acabó con cualquier vestigio marxista a éste lado de la línea Oder-Neisse. Mientras Sartre arengaba a unos trabajadores que ignoraban de qué se les hablaba, el verdadero marxismo, a fuerza de realista, despreciaba desde Moscú a la decadente Europa.

El postmodernismo se llevó por delante, no sólo la razón práctica o clásica y la razón ilustrada moderna; dentro de ésta, acabó con el poderoso aparato conceptual marxista, convertido cada vez más en moda filosófica en las Universidades. Sus rescatadores no lo hicieron mejor; ni Althuser ni Marcuse ni Sartre aportaron nada al marxismo. Pero a cambio, si bien entonces la izquierda europea se mostró escasamente rigurosa con los padres fundadores, sí ocurrió un hecho para Gottfried fundamental: los años sesenta marcan para el autor la fecha en que el marxismo declara la guerra intelectual y cultural a Estados Unidos. Es el caso de Wallerstein, pero también de la Escuela de Frankfurt, y su denuncia de la alienación cultural, del cientificismo, del positivismo, de la rigidez social. La opresión económica daba paso a la cultural y estética, a un modo de dominación más sutil pero más poderoso; el de los modos de vida. Desde entonces, no es la lucha de clases, sino la batalla cultural, la que libra la lucha de los desheredados de la tierra.

Pero para escándalo de pacifistas españoles, la primera influencia norteamericana sobre Europa es la que afecta a la propia izquierda; vía años sesenta, las principales ideas que se impondrán progresivamente en Europa tras la guerra fría (prioridad para las minorías, apología del sexualismo, elitismo gay, inmigración ilegal) cruzaron el Atlántico desde América a Europa y no al revés. Fue en Los Ángeles o Nueva York donde el odio antioccidental se adelantó a la orgullosa izquierda europea, culturalmente a rebufo de la norteamericana: “contra la opinión de que las fiebres ideológicas se mueven a través del Atlántico solamente en dirección al oeste, es posible que lo más cercano a la verdad sea precisamente lo opuesto” (p. 27).

Una realidad inventada

El desprecio tradicional marxista-leninista por las minorías, el maltrato clasista al proletariado sólo fue comparable al sexismo de los partidos comunistas y las persecuciones salvajes a los homosexuales. En La Habana, Moscú o Tirana, el único lugar posible para los homosexuales es, o la cárcel o el sanatorio. Eso importa poco a sus herederos de hoy, y su “tendencia a inventar realidades improvisadas en defensa de un hábito de pensamiento que resulta conveniente” (p. 81).

Invención de realidades: en España, el Frente de la Paz clama por recuperar la memoria histórica, pero evita su propio pasado. La izquierda continental europea del siglo XX se divide en dos grupos: los que cometieron crímenes horrendos y los que los ocultaron, los disculparon o los defendieron. El Gulag y las chekas, no son ni accidentes históricos ni anomalías humanas; son la consecuencia lógica de una ideología que promete edificar un nuevo hombre sobre las cenizas de éste. Nunca jamás nadie ha asesinado como el socialismo real; nunca nadie ha renunciado jamás a su pasado como el mismo socialismo.

Curiosamente, la izquierda comunista tiene hoy menos peso que nunca; pero vive cómodamente instalada en coaliciones progresistas desde las que parasita a una izquierda moderada encantada de ser parasitada (p.15). En Francia, Italia o España, la minoría bolchevique, en virtud de la aritmética electoral, condiciona la vida política. Y es que para Gottfried, lo que caracteriza a la izquierda postmarxista no es el rechazo del marxismo-leninismo por sus fieles, sino la indiferencia y la comprensión de la izquierda “moderada” hacia sus crímenes. Es decir; ha sido el socialismo no marxista el que ha hecho suya la historiografía bolchevique, recorriendo ella el camino en sentido inverso.

Lejos de revisarse a si misma, la izquierda europea alza furiosa el puño antifascista; España lo ha visto durante las últimas fechas. El término fascista, como ha recordado Pablo Kleimann, se repite cada día con machacona insistencia. No sólo en Madrid, Paris o Roma, sino también en Estados Unidos. Pero el fascismo es en España inexistente, y en Europa inapreciable. Las propuestas de Le Pen, no por repulsivas son, por ello, fascistas. En vano encontrará el europeo de hoy el rastro de Mussolini como no sea en grupúsculos ultras italianos o la izquierda republicana catalana.

¿Por qué “fascismo”? Por “fascismo”, la “izquierda postmarxista” entiende la defensa de controles a la inmigración, la defensa del derecho de los cristianos a proponer en público sus principios, la exigencia del cumplimiento de la ley. El fascismo es, para este progresismo, la civilización occidental, la Iglesia, el libre mercado; el hombre blanco que no está dispuesto a avergonzarse de serlo, es, inequívocamente, fascista, lo mismo que el católico o el empresario.

¿Una nueva religión?

El autor identifica éste fenómeno como característico de una nueva religión, que sin embargo no es tan nueva: “La izquierda postmarxista representa una religión política diferenciada. Por lo tanto, debería considerarse como un supuesto sucesor del sistema de creencias tradicional, parasitario de los símbolos judeocristianos pero equipado con sus propios mitos transformacionales” (p. 164). La izquierda contemporánea es marxista de manera residual, pero identifica un bien y un mal absolutos, así como un proceso de liberación de la humanidad; el bien de la sociedad sin clases y el proletariado mundial ha sido sustituido por la era de la democracia universal, tal y como el progresista Fukuyama sigue defendiendo. En esto, afirma el autor, no se diferencia del neoconservadurismo; si acaso, en el sujeto de la mundialización democrática.

En cuanto religión intolerante, el postmarxismo no deja lugar a la disidencia: “en sus tendencias antiburguesas, poscristianas y transposicionales, y en su intolerancia hacia cualquier espacio social al cual no tengan acceso, las nuevas y antiguas formas de la religión política poseen una mutua semejanza que bien vale la pena explorar” (p.43). Ahora, si esto es así, entonces más allá de la izquierda postmarxista quedan sólo dos opciones; unirse a ella o combatirla. Es aquí donde el libro de Gottfried estalla ante el conservador o el liberal europeo; ¿combate realmente la derecha europea la tarea de destrucción sistemática de la cultura y la moral occidental? ¿Existe un contrapeso ideológico a la izquierda postmarxista capaz de detener la corrupción del continente europeo?

Lo inquietante para el lector español de la obra de Gottfried es la constatación de que la derecha política ha hecho suyos los dogmas de la izquierda postmarxista, y acompaña con mansedumbre los dogmas progresistas: ¿Puede afirmarse, en la España de 2007, ante las vitales elecciones de marzo de 2008, la existencia de un proyecto político que, en lo fundamental, se oponga al proyecto postmarxista? Cuando el Partido Popular elude combatir la apología del sexo salvaje, disimula ante la desnaturalización de la familia, asiste impávido al acoso al cristianismo, y apoya o permite la aculturación occidental, entonces es que la metástasis progresista se ha extendido más allá de los ingenieros de almas, y afecta a su supuesto contrapeso, rendido ante las acusaciones de “extrema derecha” o “derecha extrema”.

¡Sorpresa! La metástasis de la izquierda postmarxista afecta también a la derecha; ¿existe solución, cuando “los que han ejercido el control político de la sociedad y han trabajado en armonía con los educadores y los agentes de los medios de comunicación, han alterado la moralidad social y, lo que es aún más relevante, han logrado imponerse en todas partes” (p. 193)? En el proyecto actual, los grandes partidos de la derecha europea no parecen diferenciarse de los grandes partidos de la izquierda. Como bien afirma Gottfried, no es en el bienestar económico donde se apoya la estabilidad social occidental. Es la cultura; es la moral a la que la derecha ha renunciado. Por lo tanto, “a no ser que una élite creciente o dominante lidere una campaña contra la agenda multicultural, es difícil visualizar la forma de lograr ese objetivo” (p. 194). Y en tanto el mundo político conservador permanece impasible y a expensas del progresismo, la metástasis se extiende. Y en España, rápidamente.

Oscar Elía Mañú

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domingo, julio 09, 2023

Muerte por Inyección: La Historia de la Conspiración Médica Contra América

 

Este libro, resultado de unos cuarenta años de investigación, es una prolongación lógica de mis trabajos anteriores: el descubrimiento del control internacional de la emisión de moneda y de las prácticas bancarias en Estados Unidos; otros trabajos que revelan la red secreta de organizaciones a través de las cuales estas fuerzas extranjeras ejercen el poder político: los comités secretos, las fundaciones y los partidos políticos a través de los cuales se ejecutan sus planes ocultos; y ahora, la cuestión más vital de todas, cómo estas depredaciones afectan a la vida cotidiana y a la salud de los ciudadanos estadounidenses. A pesar del gran poder que ejercen sus líderes ocultos, he descubierto que sólo un grupo tiene el derecho de vida y muerte sobre los médicos estadounidenses de nuestra nación.

Esta conspiración ha dado lugar a un deterioro comprobado de la salud de nuestros ciudadanos. Ahora estamos muy abajo en la lista de las naciones civilizadas en cuanto a mortalidad infantil y otras estadísticas médicas importantes. He podido documentar las espeluznantes acciones de estos magnates que no sólo planifican y provocan a sangre fría hambrunas, depresiones económicas, revoluciones y guerras, sino que también obtienen enormes beneficios de su manipulación de nuestro sistema sanitario.

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