Descripción

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domingo, noviembre 11, 2018

Colectivo Mafarka - Futurismo y Fascismo



Entre las diversas vanguardias que impulsaron el proceso de “deshumanización del arte”, usando una referencia orteguiana, en el tránsito del siglo XIX al XX, el Futurismo resulta por méritos propios, una de las que tuvo mayor impacto en la cultura de su tiempo, en buena parte porque en él pesó tanto la elaboración teórica como los factores puramente estéticos.

Aunque tuvo una dimensión internacional, y prueba de ello es su influencia en artistas de la revolución bolchevique como Maiakovski, el Futurismo fue un fenómeno fundamentalmente italiano, y ligado a un personaje central, auténtico líder espiritual del movimiento como fue Filipo Tomasso Marinetti.

Arte político, y esa es otra de sus originalidades, el Futurismo italiano tuvo una íntima relación con el Fascismo, como nos desvela con detalle el amplio estudio introductorio de la obra que comentamos, escrito en los años ochenta, pero de plena vigencia intelectual.

Sin embargo, en ella el ingrediente fundamental es una excelente antología de textos del propio Marinetti y de diversos manifiestos del movimiento futurista, que nos hacen comprender mejor el espíritu de una corriente cultural, a cuya influencia no fueron ajenos insignes figuras españolas como Giménez Caballero y Ledesma Ramos, cuyo espíritu influye poderosamente en los que hacemos esta publicación.

«El fascismo es inconcebible sin la fundamental aportación del futurismo, de la misma manera que el futurismo es inexplicable sin la presencia del fascismo.
El futurismo forma parte del sustrato ideológico que, al igual que otros movimientos sociales y políticos que nutrirán los destacamentos de camisas negras —entre ellos, por ejemplo, el sindicalismo revolucionario y el arditismo—, dará vida al fascismo. Desde el principio al final. Pues no en vano, Marinetti —alma, motor y jefe indiscutible del futurismo— murió como fascista, fiel a Mussolini y a la República de Salò, cuando la liquidación del fascismo era algo más que una probabilidad y cuando, al mismo tiempo, se estaba produciendo la gran desbandada.
Si bien es cierto que, por encima de una ideología, el futurismo se desarrolló como una nueva forma de comportamiento vital, de renovación del lenguaje y de apertura a sin reservas a la tecnología —como antítesis a la Italia pasadista—, no es menos cierto que la vanguardia tiene una vertiente política —consustancial, inseparable— que nos impide observarla como un fenómeno exclusivamente artístico. El futurismo mostrará siempre un perfil político sin ambages, tanto en sus coordenadas ideológicas como en sus manifestaciones externas: intervencionista, patriota, militarista, antipartitocrático, revolucionario en algunos casos, regeneracionista siempre»
[del prólogo del Colectivo Mafarka]

*Se Incluye el pequeño libro "El futurismo italiano" de Gerlac Holda. 

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