Descripción

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sábado, octubre 12, 2013

En los oscuros lugares del saber - Peter Kingsley


El origen de los primeros filósofos no se halla en el pensamiento sino en la experiencia de otros estados de conciencia... La dificultad en vincular filosofía con sanación reside en la capa de silencio que se echó encima...

Este es un libro que reivindica una tradición espiritual occidental, un libro ha de reconciliarnos con la filosofía; en el que se cuenta por ejemplo que los presocráticos, como Parménides ya practicaban las terapias regresivas, aplicando, además, métodos muy similares a los que estamos utilizando ahora los que nos dedicamos a estos menesteres.

Los pacientes hacían ejercicios de respiración, los sanadores o iatromantis les invitaban a recitar mantras, repetir determinadas palabras o cantar. Les hacían practicar el método de la incubación, que consistía en permanecer durante varias horas en un lugar cerrado o en una caverna para tener la oportunidad de descender a su propio infierno, a sus profundidades.

El autor lamenta que sean tan escasos los testimonios de tales prácticas, las cuales, en su mayoría, quedaron relegadas y condenadas al olvido. Por tanto, es de agradecer que un doctor en filosofía las haya desenterrado y les haya prestado luz y taquígrafos.


Síntesis de algunas ideas del libro:

1.- Cuantas más cosas encontramos en Oriente o en otro lugar, más nos fragmentamos en nuestro interior, más vagabundos somos en nuestra propia tierra. Nos convertimos en nómadas, en individuos errantes. Las soluciones que hallamos no son respuestas fundamentales y sólo crean más problemas. Y buscamos hacia Oriente porque en Occidente lo que se describe como percepción mística se ha relegado a la periferia. No se nos ha dicho que en las mismas raíces de la civilización occidental existe una tradición espiritual.


2.- Todo lo que necesitamos está dentro de nosotros, esperando a que alguien lo saque de allí; el precio a pagar es la voluntad de transformarnos.


3.- A todos nos preocupa la extinción de las especies pero nadie se da cuenta de la extinción del conocimiento de lo que somos. Sólo entraremos en el futuro cuando nos enfrentemos al pasado y nos convirtamos en lo que somos.

4.- Cuando los dioses hablaban a través de los oráculos, a los hombres les costaba entenderlos, en esa dificultad reside la diferencia entre lo humano y lo divino. El error consiste en deducir un significado físico en lugar de mítico.

5.- Atlas (un gigante mitológico) tenía los pies en el mundo inferior, sosteniendo los cielos con la cabeza y las manos. Antes de poder ascender, hay que bajar, morir antes de renacer. (Es curioso, en unas terapias recientes de Alquimia Genética, varios pacientes me han contado se veían a sí mismos como seres gigantescos con los pies en el suelo y la cabeza en el cielo. Lo cual parece significar que la persona está anclada en su realidad material, toca de pies al suelo pero al mismo tiempo conecta con su parte divina).

6.- Los que los griegos denominaban el kouros es el héroe, el hombre de cualquier edad que todavía ve la vida como un desafío, que se enfrenta a ella con vigor y pasión; que está en la frontera entre lo humano y lo divino y tiene acceso a ambos, es atemporal. Sabe distanciarse de los pensamientos humanos habituales, no interfiere en lo que oye o recibe. (Lo mismo se le pedía a Superman, el super hombre, que tenía prohibido interferir en las emociones humanas). Hay que estar con un kouros para tener acceso al mundo de los dioses.

7.- Cuando el héroe entra en contacto con lo divino, vuelve a nacer, se transforma en un niño. (En efecto, en las terapias, es muy frecuente que un paciente se vea a si mismo como un niño después de haber conectado con su Yo Superior o con su Yo crístico, lo cual indica que nace a una nueva realidad en la que recobrará su inocencia, su capacidad de asombro, su espontaneidad, su pureza etc..)

8.- El dios más importante de todos para un kouros humano era Apolo. La contrapartida femenina del kouros es kourai, las mujeres inmortales.

9.- La curación en Grecia, tenía que ver con estados de muerte aparente. (Se trata de la disolución egóica, de la muerte del ego personal).

10.- Cuando estaban enfermos en la antigua Grecia, iban a los santuarios de los héroes a acostarse en un recinto cerrado o caverna. (Ahora, en cuanto alcanzan el estado theta -de 3 a 7 ciclos por segundo- los pacientes relatan a menudo su descenso a una gruta, caverna o recinto subterráneo o subacuático en el que se encuentran con animales o entidades que simbolizan su parte más oscura. En estos casos, el descenso al averno es psíquico, no físico, lo cual resulta más cómodo pero el proceso es el mismo que el que practicaban en Grecia).

11.- La técnica consistente en introducirse en una caverna se llamaba incubación. Como ya no comprendemos a los poderes que nos superan, se nos niega el significado de nuestro sufrimiento.

12.- Asclepio -padre de Apolo- es el dios griego más famoso relacionado con la incubación. Cuando el Cristo quería recibir revelaciones en sueños, invocaba a Apolo. Los héroes eran considerados en general como hijos de Apolo, que también era el dios de los oráculos y la profecía.


13.- La experiencia del otro mundo a través de la incubación tiene poco valor en cuanto depositas toda tu confianza en el aparente poder de la razón.

14.- No puede haber sanación auténtica sin la capacidad de hacer frente a la muerte misma. (Se refiere a la muerte del ego).


15. La información que se saca de otras dimensiones no debe comentarse, hay que guardar silencio. (Siempre recomiendo a los pacientes que no comenten con otras personas el resultado de sus terapias porque hacerlo equivale a violar sus propios secretos y, además, pueden generar críticas, envidias o incomprensión en quienes no han vivido estas mismas experiencias).

16.- En la Grecia antigua, había expertos en incubación, a veces las personas recurrían a ellos para curarse y otras para recibir conocimiento directo de los dioses.

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