Descripción

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sábado, febrero 28, 2015

Viviane Forrester - Una extraña dictadura.





No vivimos bajo la garra fatal de la globalización sino bajo el yugo de un régimen político único y planetario, no reconocido: el ultraliberalismo, que rige la globalización y la explota en detrimento de las grandes mayorías. Esta dictadura sin dictador no aspira a tomar el poder sino a dirigir a quienes lo ejercen.

Su tesis central rebasa esa lucha entre disciplinas y acusa al ultraliberalismo de querer implantar una dictadura. Lo curioso de todo esto, es la idea que concibe de un mundo gobernado por un nuevo sistema totalitario. No bajo la óptica de los totalitarismos que conocimos durante todo el siglo XX, los del socialismo real. De manera extraña se impuso un nuevo esquema de dominación, sin forma, donde los ciudadanos del mundo, los gobiernos, las estructuras políticas, etc., sólo son actores manipulados. A veces pareciera que describe una novela de ficción política –al estilo del inglés George Orwell–, donde la imaginación da cabida a la existencia de intereses ocultos y perversos que dominan el mundo.

Forrester señala que este nuevo régimen planetario no tiene rostro, no se refiere a una estructura o una institución específica que se encarga de gobernar. De hecho las instancias y funciones políticas tradicionales estorban al nuevo régimen. Acusa al ultraliberalismo de ejercer el verdadero poder en el mundo, delegando en los gobiernos la aplicación de su ideología vacía de contenidos políticos. Los pueblos quedan sometidos a un simple mutismo; la característica de éstos es permanecer en silencio.

A la nueva dictadura, no le interesa organizarlos, su objetivo central está en diversos aspectos como: el gusto de acumular, la neurosis de lucro, el afán de la ganancia, del beneficio en estado puro, el acaparar territorios, el espacio en su totalidad, por encima de sus configuraciones geográficas.

Ante esta situación, la autora menciona que lo más inmediato para enfrentar a esta extraña dictadura es sacudirse la propaganda que trata de disimular los verdaderos problemas de la sociedad. Argumenta que la política del neoliberalismo a través de su propaganda trata de ofrecer soluciones a los mismos problemas provocados por ella, y esas soluciones son las las dictadas por la «extraña dictadura» . Así funciona su propaganda totalitaria.

A los dueños de la ganancia, que son los verdaderos instauradores del nuevo régimen, les interesa la perpetuidad. Para ello tratan de convencer a las masas anónimas que para mejorar sus condiciones de vida, es necesario que ellos tengan estabilidad y certidumbre. La competencia es un pretexto que se utiliza para justificar los abusos cometidos contra la humanidad. La población en general debe apoyar a la competitividad sin el menor cuestionamiento para que «se puedan crear fuentes de empleo».

Forrester conceptualiza a la competencia como un juego convenido entre quienes pretenden imponerla. Funciona como un club privado donde se logran acuerdos y no hay enfrentamientos. Los dueños de las ganancias manipulan a todos los actores y sólo quienes tienen membresía conocen los verdaderos objetivos y funcionamiento de la dominación. A los plebeyos que se atreven a cuestionarlos tratan de convencerlos de que es destino natural de la humanidad el fenómeno de la globalización y que no es culpa de ellos como evoluciona el mundo, sino consecuencia de la dinámica de la economía privada.

El sistema ultraliberal –nos dice la autora–, tiene una ideologia que no admite sino una lógica, la de la ganancia privada; en un esquema creado para dar la sensación de que no existe otra alternativa. El poder financiero difunde los valores de la «economía de mercado». No se admite discusión sobre los «valores virtuales» de la economía de mercado ya que es el modelo único de sociedad donde se combinan todos todas las libertades democráticas.
La nueva dictadura creó una opinión pública internacional que estrangula a aquellas élites políticas que tratan de convertirse en conciencia de la dignidad de los pueblos que representan. Quienes lo intentan, son aislados en su localidad, por pensar diferente.

En el texto se explican los mecanismos bajo los cuales la lógica de la ganancia y la especulación rebasaron a los problemas que tradicionalmente la economía padecía. Hoy los objetivos de las politicas financieras, en apariencia, deben centrarse en bondades para los trabajadores. Sin embargo, la verdadera esencia de éstas, radica en como acumular más ganancia, sin importar sus consecuencias sobre la población, el impacto en el ambiente, el desarrollo de la civilización, etc.

Al final del texto se propone que la prioridad en estos tiempos es rechazar «el horror económico» , salir de la trampa y a partir de ahí continuar. Se propone que lo urgente no es resolver los problemas falsos planteados por el adversario, sino en priorizar los verdaderos problemas y enfrentar aquello que los provoca.

Forrester recomienda a sus lectores que no se trata únicamente de rechazar todo. Es necesario darse cuenta del entorno, comprender donde estamos y analizar hacia donde puede conducirnos esta «nueva realidad» impuesta por la propaganda del ultraliberalismo. La misión para enfrentar a la «extraña dictadura» es rescatar la dignidad humana: no puede ser la prioridad el lucro ante el conjunto de los seres humanos. 

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