Descripción

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domingo, abril 30, 2023

Rodolfo Casamiquela - La verdadera antigüedad de los mapuches en la Argentina

 

Rodolfo Casamiquela es una de las personas que más ha luchado por mantener viva la conciencia y cultura indígena en la Patagonia. Paleontólogo, arqueólogo, Doctor en Ciencias, investigador, docente, historiador y escritor, dejó una veintena de libros y unos 400 trabajos de investigación. Se desempeñó como profesor de distintas universidades e instituciones académicas de Chile y Argentina. Fue docente emérito de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral y propuesto para doctor honoris causa.

Dedicó su vida al estudio de los orígenes de la Patagonia. Como autor de numerosas publicaciones sobre los orígenes del poblamiento humano en la Patagonia propició el reconocimiento de la etnia tehuelche como pueblo originario de la parte Norte de la región de la Patagonia.

Casamiquela se define como “un científico, que dice la historia como la cuenta la ciencia, la antropología. No hago concesiones de tipo demagógico. Por ello, si digo que acá no había ningún Mapuche en 1865 y que recién llegaron en 1890, digo lo que es la historia, no lo invento. Sólo que otros no lo dicen o lo dicen distinto”.
En este libro responde a las afirmaciones de un integrante de un movimiento “mapuchista”, que lo acusa de “racista antimapuche” por sostener que los primeros indígenas de extracción mapuche arribaron en realidad a la Patagonia argentina en la última década del siglo XIX. Explica los fundamentos de su postura y, como profundo conocedor de las lenguas indígenas, aboga por la adopción de una serie de medidas que preserven la lengua tehuelche y mapuche y, por ende, la identidad de estas etnias.


Casamiquela se dedicó a construir un “mapeo” de los pueblos indígenas patagónicos, de sus características biológicas, culturales y lingüísticas y, a su vez, les adjudicó una localización territorial, delineando a través de rasgos y ubicaciones, fronteras étnicas. A la luz de los hallazgos científicos sostiene que en 1816 no habían mapuches en Argentina. Los primeros se radican en el centro de La Pampa en 1820 y en 1890, al sur del Limay Negro, los primeros pobladores de origen chileno fueron los mapuches y los chilotes. De esta constatación se desprende que si se definen como Mapuches son chilenos y si son chilenos no tienen derecho sobre la tierra de la Argentina.
Pero aun más importante que esto es poder devolver la verdadera identidad a los indígenas. Pues la gran mayoría de los que se definen como mapuches son de origen Tehuelche, pero se han dado muchas confusiones por la lengua o el apellido. Así se llega a que existan pobladores con abuelo tehuelche puro, pero ahora el nieto se define como mapuche. Luego, la Patagonia pierde su ser. Se vuelve entonces muy difícil recrear esa identidad maravillosa que -hasta hace 30 años- fue la palabra, la casa abierta, la hospitalidad, la seguridad y la base indígena, ahora desteñida por toda esta confusión que hay con los mapuches. Aunque hasta hace unos años atrás la historia era clara.

Casamiquela no pudo menos que indignarse por la “aparición” de “nuevas costumbres” que demostrarían que quienes en la actualidad se reivindican como mapuches, poco tienen de ello desde el punto de vista puramente étnico-racial. El autor sostiene que estos descendientes “urbanos” se “ahuincaron”. Pruebas al canto serían el abandono de los liderazgos hereditarios por la elección de cabecillas o jefes políticos (loncos); adopción de la práctica del piquete e ideología marxista/anarquista que nada tienen que ver con la idiosincrasia mapuche y la incorporación -para justificar la usurpación de fecundas tierras- de un discurso “ecologista” que obviamente proviene del Occidente moderno.
Desde ya que los “mapuchistas” no se lo perdonaron y lo «escracharon» varias veces para hacerlo aparecer como “anti-mapuche” cuando en realidad estos «no tienen verdadero interés en velar por la cultura indigenista, sino que son más bien «piqueteros».

Por ello este libro está dedicado a los descendientes de indígenas (mapuches y tehuelches) que conservan su identidad. Que tienen claro el origen étnico de sus antepasados.

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lunes, abril 24, 2023

Carlos Videla - REBELIÓN EN LA PATRIA GRANDE

 

Dos rutas históricas, sostenía Perón, han determinado la suerte del continente Iberoamericano. La primera, una continuación renovada de la cultura de herencia hispanista surgida del mestizaje entre castellanos y aborígenes. La otra fue exógena a la realidad cultural hispanocriolla. Provenía de la cultura anglosajona y protestante. Su punta de lanza fue el liberalismo económico, el capitalismo y las sociedades basadas en el mercantilismo. A principios del siglo XX empieza una toma de consciencia del estado de dependencia y de los aspectos negativos del liberalismo económico en las sociedades americanas extendiéndose un sentimiento de nacionalismo continental el cual se abrió paso en círculos estudiantiles, militares, obreros y aún en los profesionales e industriales. Producto del avance de estas ideas y de la negativa de la oligarquía a producir cambios en la dirección nacionalista y popular, para la década de los años treinta el conflicto derivó mayoritariamente en revoluciones, golpes de Estado o movimientos populistas que tomaron el poder en los distintos gobiernos iberoamericanos. Durante las décadas posteriores el nacional populismo se haría hegemónico alcanzando su apogeo político a comienzos de la década de los cincuenta. En el año de 1954 América hispánica contó por breve tiempo con una verdadera “internacional de la espada” (en referencia a la conducción de estos procesos por militares) con gobernantes nacional populistas como Perón en Argentina, Vargas en Brasil, Odría en Perú, Stroessner en Paraguay, Rojas Pinilla en Colombia, Árbenz en Guatemala, Rafael Trujillo en República Dominicana, Velasco Ibarra en Ecuador, Pérez Jiménez en Venezuela, Paz Estenssoro en Bolivia e Ibáñez en Chile.

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domingo, abril 16, 2023

Salvador Borrego - Semblanza. Pintor, Soldado, Führer.

 

Entre una gran profusión de Biografías y seudobiografías, esta Semblanza de Hitler tiene la rara originalidad de ser objetiva.

Aquí se ofrece al lector, un cúmulo de hechos, de testimonios y de situaciones dramáticamente históricas. Y se deja que el lector utilice su propio juicio para que llegue a conclusiones.


No se le sugiere nada. Se trata de Historia.

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